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Tuesday, June 19, 2012

ESCUELA MANYANETIANA/ Los valores desde la perspectiva del evangelio

CARACTER PROPIO DE LAS ESCUELAS
DEL PADRE MANYANET

11- PONEMOS EL ACENTO EN ALGUNOS VALORES DESDE LA PERSPECTIVA DEL EVANGELIO

 
Nuestra propuesta educativa incluye una referencia explícita a algunos valores que informan toda una concepción del hombre y de la familia y le ayudan a dar una interpretacíón del mundo coherente con la fe.

No se trata de hacer una lista exhaustiva, pero queremos poner de relieve unos cuantos valores a los que el hombre de hoy es especialmente sensible. Para los creyentes, el Evangelio los hace necesarios.

– Propuesta de algunos valores concretos

En concreto, nos referimos a los siguientes valores y actitudes:

Actitud de acogida entre los educadores, alumnos y familias, evitando cualquier discriminación por motivos intelectuales, religiosos, económicos, sociales, etc.

Atención preferente para todos aquellos alumnos, familias y sectores sociales que son objeto de cualquier tipo de marginación.

Actitud de gratitud y alegría, sin dejarnos abatir por las dificultades de la vida y educando en el sentido de la fiesta.

Creatividad de espíritu y renovación, huyendo de la rutina, la indiferencia y el inconformismo.

Vocación educadora y amor al trabajo con todo lo que supone de entrega personal y servicio a los demás.

Participación ilusionada en la labor educativa, haciendo real y visible la corresponsabilidad y la comunión entre todos los que convivimos en la escuela.

Conciencia del compromiso en la construcción de un mundo más humano, con paciencia y constancia.

– Valores más urgentes en nuestra sociedad

La educación en el amor y para el amor como valor supremo y fundamento del matrimonio y de la familia.

La educación en la libertad y para la libertad, pues es uno de los objetivos esenciales de toda educación y un compromiso que nosotros asumimos.

La educación para la justicia y la solidaridad, ya que la primera es una exigencia de la dignidad y de la igualdad entre los hombres como hijos de Dios, y la segunda es fruto de nuestra opción de servicio al hombre.

La educación para la convivencia y la paz, pues los cristianos debemos ser signos de aquella fraternidad que propicia y consolida el diálogo, la cooperación y la paz entre los hombres. Esta convivencia ha de empezar desde los niveles más inmediatos y ha de manifestarse mediante un trato educado entre las personas, el respeto y aceptación mutua y el cuidado diligente de las cosas.

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